EL BARRIO Y SU ALMA
Dicen que en el barrio de San Pedro
todo se siente de una forma diferente
será porque el barrio de San Pedro
no es más que el legado de su gente.
Dicen que en el barrio de San Pedro
nos encanta ver un sol acunado
entre blancas nubes de terciopelo
allá donde espera apostado
el lubrican para alzar su vuelo
Dicen que en el Barrio de San Pedro
todo sabe a la alegría del reencuentro
todo huele a la patina del tiempo y su paso
todo son miradas que exhalan ese aliento
de manos agrietadas en busca del ocaso
todos son vecinos valientes y prestos
a cabalgar el corcel de sus pasiones
nunca hubo un castillo mejor guardado
que en el reino de sus corazones
Dicen que en el barrio de San Pedro
se habla con una gracia singular
dialecto de un arrabal que silencioso sentencia,
que calla y otorga con la caída del azahar
como suenan las entrañas de tanta esencia,
si esbozan resquicios de tus manos al pasar.
Solo ocurre en el barrio de San Pedro
que los niños no van a casa de cualquiera
que de siempre nos dijeron
“mama, que me voy “ancá” la abuela”.
Solo ocurre en el barrio de San Pedro
sobremesas enterradas en aires de fiesta
bajo ese ultimo aliento del café
cuando un peso de plomo se presta
a soñar con tu blancura infinita
para el esfuerzo de un día que resta
que mi barrio siempre llamó “cabezaita”
a lo que otros llamaron siesta.
Que en los patios de vecinos
nunca se hablaba de un “recao”
para las mujeres de este barrio
eso siempre fue un “mandao”
Que en el barrio de San Pedro
con el primer abrazo del frío
vestías ese “yersi” de recuerdos imborrables
puntadas de amor tejidas con el brío
de agujas fraguadas en besos entrañables
Que en el barrio de San Pedro
nunca preguntamos por el cura
porque siempre estaba el “padre”
Al igual que en cuaresma,
apenas fuimos de potaje de bacalao
pues yo me se de unos pocos
que siempre han sido más
de echarle papas a los chocos.
Que en este bendito barrio
hemos sabido cómo suena el silencio,
el redoble de un tambor “destemplao”
rasgando las vestiduras de la noche
y como suena el brillo de una corneta
en interminables espirales de derroche.
Hemos visto a Dios dibujar pentagramas
con el manuscrito vertical que cae del cielo
una melodía de llanto se desparrama
en las mejillas del hombre bueno
entre padres que quiebran su alma
y niños huérfanos de ese estreno
En San Pedro, nunca se dijo llámate un poquito
porque siempre a ese poquito se le llamo “mijita”
igual que el vecino de San Pedro no dice que te voy a llamar
porque de siempre se dijo “que te voy a llamar”
Aquí, el único agua que bebemos
es la del “aguao” que agarra con recelo
el misterio que esconden esos vuelos
de faldones de morado terciopelo.
Siempre nos gustó salir a navegar
bajo una luz de plata reluciente
bajo el quejido de fuego hiriente
del candelabro de cola candente
bajo la lumbre de ese resplandor
de cincuenta cirios que lloran
en el balcón de la cera templada
fieles a una cita que nunca demoran
entre candeleros de plata repujada
esas lenguas de fuego que van posadas
sobre los cincuenta cirios encendíos
las almas de este barrio que un día
nos dejaron en el cuerpo ese escalofrío
que San Pedro les abre el portón
dos querubines les sirven de guía
y esas almas llameantes bajan a su balcón
para ver a su virgen de recogía.
El que es del barrio de San Pedro
sabe que nos encanta salir de día
para volver de madrugada,
sabe que nos encanta
verle la cara a Ella
antes de decirnos adiós
hasta una nueva mañana.
Si es que solo pasa en San Pedro
que sus calles enhebren un laberinto
de senderos que llevan a la victoria
de caminantes que solo hacen camino
recostados en el cayado de su memoria
Únicamente ocurre en San Pedro
que a Jerez solo se llegue
cruzando para la otra calle
el tiempo que tardan las lágrimas
en llegarte hasta el talle
o el aroma de la primavera
tome esas hechuras tan esbeltas
de ramilletes de lindas Jaras
y lazos con Siete Revueltas
Si es que solo el vecino de San Pedro
sabe que es San Pedrear…
y para el que no lo sepa
lo vuelvo a relatar
¿Que que es San Pedrear?
que un Cristo hasta caído
vaya sobrado de compás
Y solo pasa en este bendito barrio
Donde Dios lleva el nombre de Perdón
y a mamá se le dice María.
Donde hemos visto a Dios caminar
lo hemos visto quitarse las alhajas
hacerse tangible y bajarse de su altar
hemos visto a Dios reír,sentir y llorar
al contemplar ese rostro puro
de una madre celestial
esa fuente inmaculada de dulzura
trae una súplica desmedida
que se agarra a tu cintura
esa fuente de oraciones y plegarias
solo el poder de tu mirada
calma la sed de este alma solitaria
esbozados en tus mejillas
rayos de la misma aurora
para hacer de las tinieblas
esa fuente purificadora
Que solo pasa en este bendito barrio
donde los barros de tanta historia
cuajaron entre los jirones del cedro
porque aquí nunca se dijo la gloria
que aquí siempre se dijo …San Pedro.
Rvdo. Padre D. Francisco Jesús Núñez Pérez Director Espiritual de la Hermandad del Perdón.
-Representante del Ayuntamiento-
Sr Presidente del Consejo Local HH y CC D. José Ramón Mata Jiménez
Miembros de la Permanente del Consejo Local de HHyCC.
Comisario D. Juan José Correa Santos y su equipo de trabajo.
Hermanos Mayores
Queridos hermanos en Cristo y María.
Amigos todos.
Con la venia.
CAER EN LOS RECUERDOS
En ese patio de pasos contados
en ese patio que todo lo sabe
y que todo lo guarda
en los silencios dorados
pespunteantes de
cada unos de sus rincones
en ese viejo arcón de la memoria
forjado entre los fuegos fatuos
de los anales de toda nuestra historia
he caminado en el vientre de mi madre
he paseado de la mano
firme y recta de mi padre
y en los brazos de hombres altaneros
a los que con el tiempo
he mirado a sus ojos cansados
para sentirme de sus respetos heredero
En ese patio he saltado
entre los peldaños de las ilusiones
para llegar al orbe de los sueños
allí, donde la hoja del azahar
balancea su óbito tan despacio
se mece tan suave entre los renglones del viento
que no quiere llegar a posarse
sobre ese adoquín
como si ese goteo floral incesante
nunca llegara a su fin
Caer, cae…pero lo hace tan lentamente
se esmera tanto en su deceso
que al mirarlo fijamente
tira de lo mas profundo de mi ser
con ese lastre incandescente que curva el vidrio de la realidad
hasta ver entre los fulgores del amanecer
como era yo el que caía en un entramado de pasiones
gestadas por mi y por todos aquellos
que antes que yo se perdieron en este laberinto de emociones
Allí estaba yo, inmerso en el oleaje tormentoso
de rezos y oraciones en busca de misericordia,
de ojeadas encendidas
por la esperanza de encontrarse contigo
o de corazones que buscan la concordia
del Padre con su hijo.
Sentía como esa marea me abrazaba con las cálidas caricias
que susurraban en mi oído
largos versos de halago
y musitaban sonetos de una devoción
que no tiene parangón
Me embriagaba de toda su esencia
me llenaba la alegría de tu gente
anhelaba estar cerca de tu presencia.
para ayudar en todo lo que se preste
Me dejaba llevar por esos vientos frescos
que saben a la salada claridad de tu besos
esos besos de buenas noches enclavados
en la pureza de unos labios añorados.
Seguí cayendo porque… sin ni siquiera saberlo
eso era lo que quería
esa era la petición colosal
que enjaulada en los castillos de papel
en mi interior ardía.
Hasta que me rendí a tus encantos de madrugada
hasta que clavé la rodilla en la tierra del mundanal ruido
me aferré a esa piedra que sostuvo mi mano
donde dejaste encallado mis cincos sentidos
cinco huellas esbozadas en esa montaña de granito
los cimientos que sustentan la fe verdadera
donde se consuma todo lo que está escrito
Jugaba a ser mayor bajo aquellas costillas de madera
como juegan dos alfareras mojándose los vestidos
figuras de mi mundo onírico danzaban en la hoguera
crepitantes matices del morado aceite vertido
Estaba tan absorto en las reglas de mi juego
que no me percaté de tu presencia
estaba tan ensimismado en todo mi ego
que no supe ver toda esa transparencia
Estabas ahí, con tu alma de niña,
siempre lo estuviste
desde el momento en que caí preso
de esta bendita locura
solo hicieron falta dos miradas
para saltar las rejas de la cordura
Estabas en las sombras desafiantes de las paredes
en los recodos de un viento que deletreaba tu nombre
en el brillo inmaculado de los ojos de tantas mujeres
donde se doblegan todas las defensas del hombre
No despegábamos unos cuantos palmos de suelo
éramos dos almas recién encontradas inocentes
yo aún cargaba con el búcaro de mis desvelos
y tú con la naveta del incienso durmiente
me agarraste fuerte de la mano
para que te siguiera en tu juego
mojar nuestros pies descalzos
en el manantial de los ruegos
salpicarnos a la cara los pétalos
del jardín de las hespérides
y bañarnos en la realeza del humo
que perfuma nuestras efemérides
Niña, jugabas al escondite entre los enseres
entre la turba ondulada del acero
no podía contener las ganas de salir a buscarte
pues cada día contigo tenía el gozo del primero
Te ocultabas…
en la inacabada oscuridad de la caoba
esos trazos neoclásicos de la humildad
sangre de toro derramada entre claveles
de un monte donde cae mi dignidad
Te escondías…
en la oscuridad de ese camarín
aquel que inauguraste al llegar
retahíla de plegarias que no tiene fin
se postran a los pies de ese altar
Te buscaba…
en las horas del canto de los vencejos
cuando el muñidor tañe solitario
se ha instituido la vid de los verdejos
y ya asoma el largo cortejo funerario
Te asomabas…
a los zaguanes colmados de bugambilia
donde se vence el olor de los naranjos
una sutil fragancia con aromas de vainilla
derrocó a los Tres Reyes, monarcas de tu toquilla
Te esfumabas…
como los pañuelos de despedida
que ondeaban en la espadaña
cuando emboca el mar de los clamores
el fruto que nace de tus entrañas
Te intuía…
en los travesaños de una vieja parihuela
de paseos cargados con la austeridad
en las fotos desgastadas de una cartera
de mujeres entregadas en su bondad
Te perdías…
en la quimera de aquellos hombres
creadores valientes de esta aventura
regaron la semilla de tu Gran Poder
para mayor honra de tu hermosura
Te encontraba…
en la verdad del barro cocido
en el ánfora de un tiempo pasado
yo cargaba tras de tí, detenido
las aguas de mis hermanos
en la verdad del modesto oficio
el que todo niño venera
mojar esos labios santos
que no hubo una mejor manera
de rendirme a tus encantos.
AMOR…SI,ES AMOR
Como el milagro serpenteante de los espacios, como el paso sobrio, elegante y despacio, como ese vuelo de capas enarboladas al viento de la tarde, como ese cirio penitente al cuadril y la mirada hacia delante con el que avanza una cofradía, así fuimos de la mano pespunteando Lunas de Nissan en el horizonte del viejo lienzo plutónico de la noche. Fuimos dejando que la arena de la playa siguiera el curso que mandaba el pulso de su reloj, que el olor de la castaña asada renaciera de sus cenizas para luego esfumarse con la ligereza del olvido, fueron cayendo los años como caen los hombres de nuestro tiempo, una y otra vez.
Nosotros permanecimos inviolables, absortos en nuestros juegos de medias risas hasta que llegó el día de romper con esa burbuja de impávidos reflejos y dulces recuerdos. Guardamos el uniforme de churretes resbalando por las sienes, cambié el esparto de las zapatillas por el doloroso transitar de las suelas de cuero, me despojé de la inmensidad de tu trasera, dejé de ser el cirineo de los ríos que alivian la sed mandante de tus pretorianos, para fundirme con la negrura de ese terno que dormitaba titubeante en el ropero. Había pasado de la conversación silente con tus faldones, a los susurros de aliento que florecen en la madera.
Tú, dejaras las navetas y el incienso, para debutar con ese hábito de los trámites nazarenos. Dejarás de corretear por las esquinas de este patio, para quedarte embelesada con como cae una gota de cera sobre el dócil tacto de tus guantes con el mismo gusto con el que chorreabas la parafina en las esféricas ilusiones de los más pequeños. Y soltarás ese hachón de hermano de luz para portar ese vástago de madera y plata labrada, ese impacto pulsátil que marca el ritmo de una cofradía o ese guión de joven enamorada.
Parecíamos ser los mismos pero no los éramos ya no me mirabas con los ojos de la candidez temprana , ya no podía si quiera acercarme a saludarte sin que el pulso se me acelerara, un pellizco asomaba por mi cabeza si eras tú la que me agarrabas fuerte de la mano, un resorte había nacido en tus adentros, una llama empezaba a arder tan poderosa que no lograbas comprenderla, se te escapaba de los límites de la razón como se escurre el agua entre los dedos, si en mi pulso ya late tu latido que será cuando al saber que hayas venido tu voz me suene dentro.
¿Qué es lo que te pasa muchacha?
¿A quién buscas con tanto esmero?
¿Será ese escalofrío brotando de tu mirada?
¿Será ese respingo que estremece mi alma?
¿Será que los nervios destierran mis palabras
a ese exilio donde pierdo la calma?
Dicen que la sonrisa se dibuja en tu cara
y el corazón no te cabe en el pecho
expectante que todas esas ganas
se sienten a dormir en tu lecho
¿Que es lo que te pasa chiquilla?
que no contienes la risa, ni el aliento
que no dejas que se ruboricen tus mejillas
cuando soy yo el que te está viendo
¿Que es esa luz de tus adentros?
te veo más radiante, más hermosa
rosa blanca de albinas melodías
tus deseos de dama primorosa
Déjame que te invite a una cita
déjame que vaya a verte
una cuantas veces al año
otras tantas ya te sueño yo
como hacían los hombres de antaño
Déjame que me recree en tu cara
de niña, madre y abuela
deja que me pierda
en la grandeza de tus ojos
perlas talladas de las azucenas
fueron del arista un antojo
Venga que tenemos una cita
no seas vergonzosa
que eso que en tu interior dormita
es la más bella de las cosas
Cuando llegue Noviembre
iremos a ver a nuestros abuelos
a ese grito de mármol cincelado
y nuestras lágrimas no tengan recelo
de nunca haberse derramado
Cuando ese bonito maridaje
de los claros y los oscuros
se haga prosopopeya
Cuando la blancura de tu tez
que sabe a la sal de los esteros
se torne en los negros vuelos
de dolores traídos por el acero
de un soplo que vacila expirante
camina por el angosto desfiladero
alfileres clavados como puñales
sustentan la mantilla de tu duelo
deja que me seque las lágrimas
con el áspero luto de tu velo
Al llegar Diciembre
dejaremos de un lado nuestro barrio
pasearemos de la mano por el centro
con el garbo que deja ensimismado
a todo el que sale a tu encuentro
estrenando esa túnica celeste
para que vistas de celestes el domingo
con el celeste de tu cielo
o el celeste de tu mar
recogidos en los bajos
de túnicas que se echan a volar
en la cava de los rosarios
reside mi otra mitad
La cuaresma vendrá como siempre
y nosotros la esperaremos
arrullará en su regazo
la luna del Paracebe
la codicia por un Sol constante
la añeja paleta de colores judíos
la del ocre de tus caminos de arena
el azul de crepúsculos sin hastío
rojos mofletes quemados por la pena
de un tibio llanto “enmorecío”
la del blanco de un tocado de seda
con fulgentes estelas de tronío
La Cuaresma vendrá como siempre
con esa rutilante idea
de verte nuevamente (mi niña)
vistiendo tus galas de hebrea
Acontecerá el día más grande
no me separaré de tu lado
la propia luz gira la cara para admirarte
yo no digo que seas las más guapa
pero quien quiera venir a compararse
que venga…
con la incertidumbre de los ojos escondidos
que esperan temerosos tras el burladero
me presento a las puertas de tu casa
para cumplir con la tradición de caballero
temblaron los pilares de la gloria
ya se abrieron la puertas del cielo
hasta aquí descendió la misericordia
sobre una alfombra de rojo terciopelo
Que bella es tu estampa mujer
que hechuras tan divinas
que porte tan señorial
tienen tus líneas renacentistas
parece que hubieran salido
de las gubias de un artista
El paradigma del arte barroco
se doblega ante tu presencia
la delicadeza de unas manos
sedientas de tanta urgencia
Ya luces precioso en tu talle
el fajín de que te hace capitana
esperan las legiones de este valle
órdenes de su madre soberana
Interminables cenefas doradas
recorren los extremos de tu saya
rezos de unas manos cansadas
que ganan a cada día su batalla
Cual es tocado que llevas mujer
será el arco de ojiva macareno
o tal vez te quieras parecer
al opulente decorado marinero
de piedras preciosas acopladas
al oleaje de pliegues trianeros
refregador de una ropa mojada
en las aguas salubres que venero
Y por si la noche refresca
échate contigo ese manto
el del merino color champán
ese que alivia el quebranto
de las voluntades que vienen detrás
Encuadradas en tu pecho y tu cabeza
todas esas joyas que te coronan
a las cúspide de la realeza
un atuendo que enamora
si le sumamos tu belleza
Ahora dime tu mi Reina
si deseas saber
que era eso que te compungía
si quieres verbalizar
como solo al estar a tu lado
mi pulso deja de respirar
si quieres entender
porque en la calle de los romances
suenan coplas de querer
porque la ansiada rosa grana
esta a punto de verdecer
porque intento robarte un beso
siempre que sea menester
No puedo contener este deseo
dos espíritus enlazados por un primor
un pesado yugo del que somos reos
cegados por nuestro rubor
traspasa mi cuerpo un suave cosquilleo
de almas danzando en el candor
que eso que tú sientes, mujer
eso también lo siento yo
eres la fuerza de mi querer
y embajadora de mi Amor.
HORA DE SENTIRTE COSTALERA
Ahora, mirarás hacia atrás en lugar de hacia delante, esa regla no escrita que te empuja a mantener la mirada al frente se va desvaneciendo entre el ímpetu insondable de su llamada permanente.
Iremos retrocediendo en los tramos de la cofradía pero tú en lugar de sentirte mas cerca de ellas te sentirás cada vez más lejos. El antifaz cardenalicio ya no sacia las necesidades que antes colmaba, ya no trae consigo esa paz que antes otorgaba.
No parabas de responder inconscientemente a esa invitación que volaba del balanceo de sus vuelos, el secreto que reside en los tenues destellos y arrebatos de amor atrincherados bajo tus faldones.Si en la caverna de Platón la “aletheia”o verdad se encontraba en la luz, aquí la verdad de las suertes se halla en la oscuridad insólita del trabajo anónimo, Aquí no hay sombras reflejadas sobre una pared ni tabula rasa de satisfacciones que cada año empiece de cero, aquí solo queda el oasis más bendito, el paraíso más privilegiado para escuchar cómo se retuerce la madera.
Es cierto que yo apenas pude disfrutar del sufrimiento mas divino y mas humano de todos los que se han conocido. Por eso a ti, Pablo, mi hermano, que Dios mediante este próximo año serás un soldado más de las huestes del que tiene la mano en la piedra, te pido y te exijo que disfrutes como ya te espeté emocionado unos cuantos Miércoles Santo pretéritos, que disfrutes por mí y por tu padre, que Él ya te está esperando, que Él sabe perfectamente que ese año aún no podías lucir tu costal de fe y por eso te está llamando, y yo quiero que vayas y te entregues a Él como antes lo hicimos el patriarca y yo. Porque te voy a decir una cosa, nunca verás ni sentirás como costalero nada parecido a lo que se siente en esas horas previas, en esos minutos en que el tiempo parece detenerse ,en ese momento de comunión del hombre consigo mismo y con Dios, cuando el que lleva el peso de este apellido nos hablaba con el corazón en un puño, dando forma a una magia, a un misticismo que solo puede igualarse a la soledad del torero que enfila las luces de su traje. ¿Que porque aquello salía de lo común? Porque ahí, en esos instantes no solo te hablaba el capataz, te estaba hablando el hijo de un hombre de este barrio, el joven enamorado de tus madrugadas de invierno, el esposo que aquí fue encumbrado y el padre que en esa pila cerró el círculo de su vida.
Ha llegado el momento de dar un paso más muchacha, ha llegado la hora de despojarse de ese ropón, ese que solo te llevaba a preguntarte si no podrías hacer algo más. Ha llegado la hora de cambiar el blanco de la túnica por el de la camisa, de cambiar las tardes de papeletas de sitios por las noches de ensayo, de cambiar el fundir la cera por igualar la vértebra de Dios, de dejar a un lado el tosco y agrio tacto de ese antifaz para quedarte prendada del rugoso toque de la arpillera, que ha llegado la hora de sentirse costalera.
Al compás la cera llora
como lloran los clarines
que ha llegado la hora
de que lloren los jazmines.
Margot ya viene preguntando
por largos tramos de almas nazarenas
que la trabajadera de metal
va pidiendo “aire pa mis penas”
Madre de Dios y del Rosario
ha llamado a filas a los del terno negro
es la hora del sentimiento gitano
y de los andares toreros
es la hora de ponerse las zapatillas
con las que pisar ese albero
de una calle que rompe en desafío
cuando pasan los campanilleros
Que es la hora de estrenar
el amor la corneta y el costal
de estrenar todas esas ilusiones
que vienen de tu mano, sones
de estrenar la añeja medalla
de aquel maestro artesano
cuando esa espina de tu cara
que Longinos sostiene con su mano
se me clava en mis recuerdos
cual canto de muerte profano
solo fue un sueño de los despiertos
sentirme costalero del soberano
Y Al llegar La madruga
que no te merme el miedo
que con ella vienen las amarguras
del cansancio y del silencio
cuando Chopin entona
campanas fúnebres de duelo
son heraldos de un Rocío
al alba hendido en el suelo
Que tú eres la estrella sublime
que rige todo este imperio
del amor de una madre
santo grial de este misterio
Que como tú no hay ninguna
para cumplir con este cometido
de ceñirse las sagradas vestiduras
para cumplir con el divino rito
de desempolvar las armaduras
forjadas entre el sudor compañero
entre la plata confidente del costero
entre largas letanías de suspiros costaleros
Esta es la legión tercera mariana
por la que caminas en volandas
que orgullo tiene la Seña Santana
de tenerte bajos sus andas.
Parece que es la hora
la alegoría de la fe sincera
aquella fruto del crujir de la traviesa
nacida de metros de tela y arpillera
aquella que los duchos nombramos
la fe de la trabajadera
Parece que es la hora muchacha
de liberar las cuentas de la emoción
de un rosario de sutiles enredaderas
y ser testigo de esta bendición
como la del agua o la ceniza primera
no hubo una mayor condecoración
en la jerarquía regia de la madera
que la de Costalero del Perdón
Este sentir que a mi propia sangre altera
vamos a tomarle el pulso a una pronta primavera
deshojando esa margarita con los pétalos de la espera
que ha llegado la hora de sentirse costalera
Eres costalera …
de una Alegría desbordante
con los nervios a flor de piel
un ansia te corroe penetrante
dulce como una gota de miel
saber cómo suena expectante
al levantar sobre el dintel
ese palacio itinerante
de la Reina del vergel.
Un manto repleto de Estrellas
acicalan el plutónico firmamento
hilanderas de animas plebeyas
con brillantes ruecas de convento
tejedoras para todas mis doncellas
los costales de perenne sentimiento.
Eres costalera…
de riñones envueltos
en los rezos de todo un pueblo
una devoción milenaria
te aprieta tu cintura
que el dogma de tu alcaldía
en los siglos ya perdura
Vente de mi mano a los barrios
a por esas zapatillas canasteras
la de eternas medias de Romero
de la mecida jadeante y altanera
los días que marco en el calendario
las de los reflejos de esa luna calé
las de palios que desgranan su itinerario
cuando van contando el tiempo al revés
Eres costalera…
de un Amor sin medida
Amor de Dios a la humanidad
ese que recibimos en la eucaristía
el presagio de tanta verdad
Del Mayor Dolor de unos varales
que soportan el peso de tu cielo
los doce apóstoles inmortales
se yerguen entre volutas de lucero
Tres sombras corpóreas de marfil
se recortan sobre el lienzo de la claridad
en la corredera del argentado candil
tiene su trono la Santísima Trinidad
Eres Costalera…
de Angustias embebidas
bajo espumas nacaradas de lucero
esas que terminan en la orilla
de radiantes respiraderos
y en la bodega …
en la bodega bajo los costeros
retumban caminantes todos esos ecos
melodioso compás de romance marinero
trae el vaivén acompasado de tus flecos
Eres Costalera…
De querubines, turiferarios
custodios ,ceriferarios
serafines , pasionarios
mancebos y luciferarios
reino de los dones alados
mensajeros de tu divina gracia
sonrientes entre bordados
te coronan en democracia
Y como costalera sufres…
La soledad de tus escoltas de cera
jardín de inverosímiles filigranas
de hojarascas seca y lastimera
se erigen como las guardianas
de tus lamentos de plañidera
La Amargura redentora
de todos nuestros pecados
perseguimos la sutil aurora
en galeras condenados
Ahí…costalera…
que al final de esta singladura
sueñas con Ella en lontananza
la demora no se hace tan dura
si siempre queda la Esperanza
Muchacha, también eres costalera
pero de la que pegan los izquierdos
del tintineo suave sobre los pies
¡Ay!…aquí es donde yo me pierdo
La luz le vuelve la cara al día
Y el tiempo se detiene en el tiempo
que Él también te está llamando
no le niegues como Pedro
hazte tu ropa y sígueme
dice el evangelio del cedro
que ha llegado el instante
de romper ese abismo constante
y afloren lágrimas gozosas
por tus mejillas galopantes
Delirios a sus manos soberanas
ofrendas de almas costaleras
símbolo de la unión cristiana
vosotras también venís a su vera
sosteniendo el paño de su rostro
en el camino de la calavera
Apriétate bien la ropa muchacha
que el viento ya ha cesado
buscando el compás de la laguna
y pongámosle fin a esta espera
que como tú no hay ninguna
para sentirse costalera.
TRES GOLPES TRES
-“Papa yo este año no sé si ir a San Pedro que tu allí tienes a tu gente, tienes a tus dos contraguías y yo para estar alrededor del paso sin hacer nada, casi figurando prefiero no salir”
-“Niño, tu esta tarde te vistes de negro y te vienes que yo ya estoy mayor, no puedo estar al cargo de todo y nos ayudas a mí y a Raúl”
Con estas palabras comenzó todo, con este diálogo se dio a luz a una bonita historia que perdura hasta el día de hoy, con este dialecto que camina de puntillas entre las medias verdades (porque de mayor no tenías nada) y lo sentencioso, vi mi nombre acartelado dentro de la terna que esa tarde haría el paseíllo hasta tu divina presencia. Ese fue el día en el que dejé de ser un niño para convertirme en un hombre, fue el día en el que los ojos caídos y cansados de tu misericordia se clavaron en los míos, en el que vi como saltaban los pétalos que se escondían entre los resquicios de una corona que se hundía en tus sienes.
Lo recuerdo tan nítido como si lo tuviera delante, estábamos en la calle San Pedro, acabábamos de revirar el paso, te acercaste a mí y me espetaste con un aire entre lo burlesco y lo pretencioso:”¿Eres capaz de levantar el paso?”. Yo al principio sorprendido y atónito por lo atrevido de tu pregunta, me arme de un falso valor que era más el arrojo del momento que la completa y absoluta certeza de como saldría aquello.
Me dijiste que llamara a Carlitos y así lo hice, debo de confesar Carlos que no recuerdo nada de lo que contestaste pero viniendo de ti, seguro que saldría del más profundo de los cariños.
El paso se alzó al cielo y yo exultante de alegría y sintiéndome dominante de la situación me alejé unos pasos para proseguir con el transitar de la cofradía, hasta que noté como una mano me sacaba de mi asombro y para darme de bruces con la cruda realidad:”El que lo levantá, manda la chicotá”.
Y ahí fue, en ese instante fue cuando ya hicieron presa de mi el miedo y la incertidumbre, un sudor frío me recorría toda la frente ¿cómo iba a mandar a aquellos hombres si aún me liaba entre la izquierda y la derecha adelante? .Entonces se me volvió a acerca el viejo para aclararme:”Tu estate tranquilo y diles que anden, que pase lo que pase yo estoy aquí detrás y sé que no va a pasar nada”. Con esos términos se acabó la niebla que enturbiaba mi juicio, respiré hondo y ordené seguro:”venga de frente”.
Así, quedó escrito como en esa bendita tarde cuando frente al mejor de los padrinos, aunque en realidad lo único que comparta con este vocablo sea la raíz léxica porque era más padre que padrino, y el mejor de los testigos tomé la alternativa del noble arte de pasear nuestra fe, así fue como me convertí en uno de tantos capataces de plata que ayudan a los capataces de oro en cada una de las faenas que acontecen en la semana del gozo.
Sin casi un segundo para titubear fueron acaeciendo las noches de ensayo, la tardes de gloria y sufrimiento, los abrazos sinceros de tantos hombres que quiero, aquellos que me miraban desde las alturas para después mostrarme todos sus respetos, se consolidó una familia en torno a un mismo sentir pero yo sentía que me faltaba algo, que la luces de plata bordadas en el terno negro se quedaban en nada si por una sola vez no tenían la plata de tu martillo.
Un vacío se apodera de mí sólo al pensar que no te he tenido tan cerca para sellar tu mirada con la mía, para saber cómo se estremecen tus rosarios, como cimbrean tus bambalinas
con ese poderío catenario , como aletea tu nombre sobre ese pecho mercedario, como vibran las tres lágrimas de reflejos milenarios o como rugen tus hijas en su particular calvario.
La ilusión de agarrar por las esclavinas
ese metálico sonido anunciador
tres toques áridos de oración
siembran el silencio y estupor
de una voz que llama al desafío
de la nobleza, el esfuerzo y el vigor
Rechinan los zancos en el suelo
intenso ajetreo en tus costeros
preámbulo que corta la respiración
vislumbra la quietud de tu candelero
un murmullo bañado de expectación
y un niño jugando bajo el pollero
el cante roto que cobija un balcón
resuellos que buscan en el respiradero
el efímero sosiego a tanta tensión
no te sobresaltes mi costalero
este trasiego tiene su conclusión
con la última nota del saetero
Contéstame Carlos…
contéstame Sergio…
Contestadme legionarios de San Pedro
que cierre los ojos para veros
triunfantes siempre a su vera
con las ilusiones guardas en los zurrones
descansan vuestras armas de tela
Que de nuevo os estoy llamando
y no lloro porque no puedo
que el tiempo se me está acabando
Que os estoy llamando
a la lágrima sin fin y escapatoria
a derramar la cera de sus codales
por una sentencia inquisitoria
caído entre sendas terrenales
va un hombre que se vanagloria
de llevarnos por las vías celestiales
Te estoy llamando cruz de guía
a posarte en el mármol del tiempo
que seas ese faro en la lejanía
dos faroles amparan tus lamentos
vaticinio seguido por la algarabía
de saber que en este bendito barrio
hoy, vuelve a hacerse cofradía
Os estoy llamando…
Nazarenos de capa recién planchada
que vuestros guantes acaricien los cirios
y se abra la veda de la cera quemada
algunos tienen el color del lirio
otros son del blanco de la mañana
Os estoy llamando acólitos y ciriales
dragón luminoso y humeante
que abre el camino de los valientes
tinieblas de sombras inquietantes
impregnando ese olor de oriente
un cazo de incienso delirante
está hirviendo en el vientre
de bisoñas manos flotantes
A vosotros os llamo…
manchurrones de cera en los trajes
bullas agotadoras interminables
y el papel de estraza en los montajes
Tardes de limpieza de enseres
cuantas noches en vela
a los ensayos siempre nos quedamos
al arroz con leche…y canela…
maniguetas delanteras y traseras
cartelas de evangélicas doctrinas
pavilos para encender la cera
llantos escondidos por las esquinas
Puertas de las salidas y recogidas
cervezas para los relevos
trompetas de bienvenida
varas de los más longevos
…
torrijas mojadas en los cafés
palomitas para templar los ánimos
guardabrisas vaciados del deber
¡qué priostes tan magnánimos!
A vosotros os llamo…
tres días de triduo
amaneceres con el rosario
mis abuelas oliendo a naftalina
buscando un escapulario
…
compases abiertos de los pasos
dedicatorias espontáneas de tu trasera
crespones negros como lazos
pequeñas flores de tus jarras delanteras
…
padres y abuelos de este barrio
que estáis en el sueño de hielo
interceded por todos nosotros
y montad los tramos del cielo
A ti también te estoy
llamando muchacha
tu eres la que me va a contestar
en esta histórica levantá
Aprieta bien los dientes
colócate bien ese costal
mete los riñones bien fuerte
y empuja como las demás
Vámonos al cielo muchacha
al cielo con este cielo
lleno de gozo y plenitud
Vámonos al cielo muchacha
que el aire fresco acaricie su pelo
¿no veis la similitud?
que mi muchacha tras el velo
tiene tu misma cara…Salud.
Tos por iguá valientes,
a refrendar con vuestro trabajo
todo el caudal de nuestra fe
Tos por iguá valientes
¡A ESTA ES!
EPÍLOGO
Si pensabas que no me acordaría de ti
te has equivocado
sin pensabas que nunca pienso en ti
lo has vuelto a hacer
Que Ella también fue madre
y sabe lo que puede llegar a doler
que los hijos se hagan mayores
y no los tengas cada anochecer
Que yo entono el mea culpa
al parecer que no me expreso como debo
siempre estás en mis pensamientos
en los buenos y malos momentos
Que dentro de este gélido pecho
hay un recordatorio sincero
gracias por todo lo que has hecho
y enseñarme a decir te quiero
Que seguro que hoy rezumas alegría
en la iglesia que te vio crecer
donde el maestro confirmó
el sacramento del matrimonio
con un diamante como tú
Que seguro que estás orgullosa
de que tu hijo el mayor
exaltara a la Salud.
He dicho.
Fdo: Jesús Manuel Luque Caparrós.
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