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EL TRANSFONDO DE LAS PALABRAS

Felicidad , amor, ilusión, fe…., se tratan de una serie de vocablos que tendemos a sobredimensionar cuando nos encontramos a las puertas de un nuevo  tiempo adventicio alcanzando su punto álgido de desarrollo durante esas dos semanas tan intensas a las que los cristianos llamamos Navidad.

Sin embrago, inmersos en la situación de crisis económica en la que nos encontramos, estas palabras comienzan a perder parte de su fuerza mucho antes siquiera de que hayamos podido acuñarlas en nuestro alma, parece que las velas de la corona de adviento  se van apagando poco a poco , consumiéndose lenta y tediosamente sin que en ningún momento vayamos a disfrutarlo al completo.  Parece que el amor y la gratitud hacia el prójimo  que aparece en estos días, el cual no solo debería aparecer sino ser un complemento al que se nos presupone cada día del año, será un amor vacío de contenido ya que nos dispondremos de ese componente materialista que lo rellena de sentido.  La fe también será otra de las damnificadas y sufrirá los daños colaterales de la inestabilidad económica a la que nos hemos visto avocados ya que los parajes eclesiásticos están desiertos y muchas son las personas que han visto que su oración se ha quedado sin respuesta y han optado por desistir en su intento, por lo tanto la crisis económica también ha derivado en una crisis de fe. Todo ello sumado, provoca que esa luz que emana de la palabra NAVIDAD vaya siendo devorada por una oscuridad incipiente procedente de la más cruda realidad haciendo que para muchas personas, y no tienen por qué ser gente que vemos en la calle sino nuestro vecino, amigo…, todos esos términos no sean más que la obra cumbre de un artista del humor más negro y sádico imaginable.

Antes esta situación solo nos queda echar la vista atrás y hacer una pequeña retrospectiva , trasladándonos a esa navidad de antaño, esa que en mi memoria se tiñe de blanco y negro sin saber porqué ,  la que yo no he tenido la suerte de vivir pero si de revivir a través de mis oídos y las historias que me contaban mis abuelos o mis padres, aquella en la que el mayor regalo no iba envuelto en un papel brillante de colores sino que estaba envuelto en una sábana y recostado en un pesebre, aquella  en la que la ilusión por estar con la familia era mayor que la impaciencia por «quitarnos del medio»,  aquella en la que no importaba el cómo pero si el porqué , nunca la acción si no la intención. Tratemos de renovar ese espíritu para conseguir  gozar de una navidad plena, porque como se suele decir no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita.

Fdo. Jesús M. Luque Caparrós

Jesús Luque Caparros

Joven Cofrade pero desde niño vinculado a la Semana Santa, Capataz del Misterio de Oración, del Perdón y de la Virgen de la Soledad, fue pregonero juvenil, destacando en escritos y colaboraciones en revistas y publicaciones de Hermandades.

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